Diego San Miguel y su Panoteca

Como fotógrafa, siempre tengo una visión de cómo quiero capturar un lugar. Para mi visita a Panoteca San Miguel, me imaginaba un golden hour mañanero hermoso, con esa luz cálida iluminando la harina en el aire. Pero el clima tenía otros planes. 🌧️
La mañana fue lluviosa, gris… y en vez de resignarme, decidí jugar con lo que tenía. Opté por usar flash y darle un snapshot aesthetic a las fotos. Y la verdad, le vino perfecto al ambiente: Era como capturar una escena de "baking with friends", pero con la seriedad de un negocio que sabe lo que hace.
Entre el aroma a pan recién horneado y café, lo primero que noté fue la energía de Diego San Miguel. Carismático, relajado pero enfocado, su presencia llena el espacio con buena vibra. Su equipo le sigue el paso con entusiasmo y, aunque se relajan y se vacilan entre ellos, todo el mundo sabe lo que tiene que hacer. No hay duda de que aquí se trabaja, pero con un flow que se siente casi familiar.
Ahora, tengo que hacer una confesión: sus mallorcas son mis favoritas y me comí dos en un día. Sin arrepentimientos. 😆
Pero más allá del pan (que es una obra de arte en sí), quería conocer más sobre la historia detrás de Panoteca San Miguel. ¿Cómo fue su tiempo en París? ¿Qué lo llevó a este mundo del pan? Y algo que me intrigaba especialmente: ¿cómo balancea el madrugón de la panadería con su otra faceta de músico? 🎸
PS. regresaré a la Panoteca por ese golden hour, no me daré por vencida.
A continuación, les comparto la entrevista con Diego, donde hablamos de todo esto y más.
--------------------------------------------------------------------------------------------
¿Dirías que el apoyo de tus padres fue fundamental en el desarrollo de tu negocio?
Sí, al principio cuando les dije que quería probar la panadería como profesión, fue un shock para ellos. Me había graduado de business en NYU, así que su reacción fue como ¿estás loco? Pero yo estaba claro en que quería darme la oportunidad. Al inicio tuvieron algo de resistencia, tal vez pensaban que no le daría continuidad, pero siempre me han apoyado. Hoy en día son mis mayores seguidores. Mis papás son increíbles, los amo, y aunque siempre me dicen lo que piensan, sé que es desde un buen lugar. Ahora ven que me desenvuelvo bien, que amo mi trabajo y que he logrado hacer un negocio de esto. Todo bien, en verdad.

¿Qué experiencia viviste que despertó tu curiosidad por las artes culinarias, específicamente por el pan?
Para mí no fue un Eureka moment, sino más bien una secuencia de cosas. Yo trabajaba en Mofongo en Nueva York para hacerme un pal de pesos pal jangueo mientras estudiaba en NYU. Nunca había trabajado en cocina antes, pero me gustó mucho y me lo disfrutaba. Ahí me di cuenta de que, cuando trabajaba, necesitaba sentir que estaba haciendo algo con mis manos, que estaba creando. Cuando me gradué de la universidad, por casualidad hice un pan en mi casa porque tenía la curiosidad, y eso me explotó la mente. Esto fue en 2016, más o menos. Me fascinó el proceso y empecé a verlo como un hobby. Luego me mudé de vuelta a Puerto Rico, ayudé a mi papá en su empresa por dos meses y después empecé a buscar panaderías aquí.


Me mencionaste que trabajaste en una panadería en Gurabo ¿Cómo llegaste ahí y qué fue lo más positivamente impactante de esa experiencia?
Trabajé en Morales Bakery. Mi papá es gallero y, en uno de sus jangueos, un amigo suyo que trabajaba allí escuchó que yo quería ser panadero y le dijo: "Pues mándamelo pa' Gurabo." Yo había solicitado en varias panaderías, pero nadie me quería contratar porque no tenía experiencia previa. No encajaba en el perfil típico de panadero, más bien era "el que se graduó de NYU." Allí me dieron la oportunidad y entraba a las 4 a. m. Desde el primer día entendí lo que era el trabajo real en una panadería: hice 1,000 libras de pan el primer día de trabajo. Estoy súper agradecido por esa experiencia, porque no es lo mismo hacer pan en tu casa que levantarte todos los días y trabajarlo a ese nivel. Es un trabajo físico fuerte. En mi mente me dije: Date la oportunidad, y si te gusta, te gusta. Pensaba que si no me gustaba en ese tipo de panadería, probablemente no me hubiese gustado en ninguna. Al final, lo que confirmé es que mucha gente se enfoca en la apariencia de las cosas y no en la esencia.
Viviste en París. ¿Hubo algún choque cultural que te marcó, ya sea en la escuela, en el trabajo o en la vida cotidiana?
Para mí, no hubo un choque cultural fuerte. Los valores europeos no son tan distintos de los latinoamericanos o los estadounidenses. No fue como cuando fui a Japón de niño, que todavía lo veo como otro planeta. Lo que sí me impactó fue la mentalidad de trabajo en Francia. Allá no todo gira en torno a crecer un negocio solo para ganar más dinero o expandirse sin límite. Vi cómo muchas personas —carniceros, zapateros, panaderos, queseros— llevaban décadas perfeccionando su oficio con orgullo y flow de "este es mi trabajo, lo hago bien y eso me hace feliz." Eso me marcó. Me hizo reflexionar sobre mi propia relación con la panadería. Pensé: Si no te gusta este trabajo en su forma más simple, sin adornos, no te lo mereces. Hoy en día veo mucha gente que persigue la apariencia del éxito en lugar de la esencia. Pero al final, lo que importa es disfrutar lo que haces, no solo verlo como un medio para hacer dinero.


Abrir un negocio en Puerto Rico no es tarea fácil, especialmente por la burocracia y la permisología. ¿Cuán difícil fue ese proceso para ti? ¿Qué fue lo más frustrante y qué aprendiste de ello?
Sí, cuando empecé el negocio tenía 24 años e hice los trámites online porque había un portal para eso. Pero resulta que "panadería" es una clasificación industrial, y como Panoteca estaba en una calle que no es industrial, todo se complicó. Siento que el sistema está diseñado más para frustrar que para ayudar. En un país donde cada vez se produce menos, la permisología es tan difícil que ha creado un mercado negro. Muchos gestores de permisos son los mismos empleados del gobierno que retrasan trámites y luego te cobran por moverlos más rápido. Está todo bien fucked up. Cuando me mudé al local nuevo, usé un gestor y fue mucho más fácil, pero qué pena que tenga que ser así. Cuando hice todo por mi cuenta, fue un desmadre: te mandan de oficina en oficina sin sentido, nadie sabe quién atiende qué. Lo peor es que hay mucha gente con ideas y ganas de emprender, y el sistema no les facilita el proceso. Si quieres abrir un negocio solo para hacer dinero rápido, se te hace más fácil. Pero si lo haces por vocación, por construir algo tuyo, el camino es más cuesta arriba. Y eso está mal.


Cuando fui a la panoteca a documentar, instantáneamente el ambiente laboral se sintió agradable y divertido, con un vibe de "baking with friends". ¿Cómo manejas el poder proveer ese ambiente y simultáneamente mantenerte firme como jefe? ¿Qué buscas en un empleado?
Creo que todo nace de mi personalidad y de cómo quiero que sea mi espacio de trabajo. No quiero llegar a las 3:30 a. m. y encontrarme con un ambiente pesado. Me lo he puesto como misión: mantener el ánimo arriba. Busco personas que sean alegres, agradecidas con su trabajo y que sepan comunicarse. Prefiero empleados que entiendan que los problemas no suelen ser culpa de una sola persona, sino del equipo en general. Lo importante es resolver y seguir adelante sin señalar culpables. También es clave saber balancear compañerismo y responsabilidad. No quiero cohibir la amistad entre empleados. Si jangueamos y ambos tenemos que estar a las 3:30 a. m. en el trabajo, no hay excusa para faltar.




Eres músico también. ¿Cómo se llama tu banda y cómo logras balancear ambas pasiones?
Mi banda se llama Las Bruxas, llevo dos años tocando batería en el proyecto. ¿Cómo lo balanceo? Con planificación y dedicación. Siempre he sido una persona de alto rendimiento, y la música ha sido parte de mi vida desde que tengo 15 años. Me di cuenta de que no todo tiene que ser una profesión. Si tuviera que ganarme la vida tocando batería, tal vez no lo disfrutaría igual. Lo hago porque me gusta, sin ninguna aspiración financiera. Y como en todo, lo que echas para adelante con constancia es lo que realmente progresa.
Comments